Arvejas biofortificadas: Un avance genético contra la anemia

Las arvejas biofortificadas serían la esperanza de la ingeniería genética ante un problema de salud mundial: la anemia. Investigadores del Centro John Innes utilizaron un mapa genómico de la arveja para identificar los dos genes responsables de mutaciones previas con alto contenido de hierro. 

El hallazgo de estos genes de dichas mutaciones dieron luz a estrategias de edición genética para aumentar el hierro en diversos cultivos, contribuyendo a combatir la deficiencia de hierro, especialmente en niñas y mujeres; causa principal del tipo de anemia más común. 

Descubrimiento de genes claves para cultivos biofortificados

Para hacer el descubrimiento, la profesora Janneke Balk, y su grupo en el Centro John Innes utilizaron una técnica de secuenciación de ARN que busca los genes expresados en plantas de arvejas con alto contenido de hierro y los compara con plantas de tipo silvestre que tienen niveles normales de hierro. 

Luego, mediante el uso de técnicas de mapeo computacional y experimentos prácticos con plantas, el grupo dirigido por la Dra. Balk identificó con precisión las mutaciones responsables y sus ubicaciones específicas en el genoma de la arveja. Este nivel de detalle proporciona una comprensión crucial de los cambios genéticos necesarios para desarrollar plantas de arvejas biofortificadas con hierro.

La identificación de estos cambios mínimos en el código genético abre perspectivas prometedoras para la biofortificación en otros cultivos, como el trigo y la cebada, destacando nuevas oportunidades para mejorar el valor nutricional de los alimentos mediante la edición genética precisa.
 

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Cultivos con más hierro prevendrían la anemia

Para entender mejor el impacto que estas arvejas biofortificadas —con 10 veces más hierro— podrían tener en el panorama de salud mundial y la anemia, es importante comprender el papel de este mineral en el cuerpo humano. El siguiente video lo explica de manera sencilla:

Esto sería especialmente beneficioso para combatir la anemia en grupos de población, como niñas y mujeres. Según la FAO, se calcula que la anemia afecta a 500 millones de mujeres de 15 a 49 años y a 269 millones de niños y niñas de 6 a 59 meses en todo el mundo. En 2019, padecían anemia el 30% (539 millones) de las mujeres no embarazadas y el 37% (32 millones) de las mujeres embarazadas de 15 a 49 años. 

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Travesía genética hacia la arveja biofortificada

La ciencia ha acompañado el desarrollo y producción de alimentos con alto valor nutricional desde hace décadas, un ejemplo es este desarrollo y los desarrollos científicos que sirvieron como base: 

• La creación de dos mutaciones de arvejas con alto contenido de hierro en 1990 por científicos de Alemania y Estados Unidos. Algunas semillas fueron donadas a la Unidad de Recursos de Germoplasma, con sede en el Centro John Innes. Las reservas de semillas se mantuvieron durante décadas, lo que refleja la importancia de los bancos de semillas.
   
• La secuenciación completa del genoma de la arveja logrado por un equipo internacional de científicos en la Universidad de Australia Occidental en 2019. Esto demuestra que la ciencia es colaborativa y trabaja en equipo para servir como herramienta en la producción de alimentos mejorados; en una próxima oportunidad: arvejas biofortificadas.

La capacidad de modificar genéticamente cultivos para aumentar su valor nutricional no solo promete abordar la malnutrición, sino que también puede desempeñar un papel fundamental en la prevención de enfermedades relacionadas con la alimentación.