Nuevo informe dice que alimentos transgénicos son tan seguros como las opciones convencionales
Griffin y otros 20 científicos revisaron 900 publicaciones de investigación y concluyeron, en su informe de 398 páginas, que los cultivos genéticamente modificados son tan seguros como los cultivos convencionales. Luego de una extensa revisión de dos años, los investigadores no encontraron ningún riesgo aparente para la salud humana o algún impacto ambiental negativo, que provenga del consumo de cultivos genéticamente modificados (GM).
La mayoría de los estadounidenses están familiarizados con el término genéticamente modificado (OGM). Muchos productores ahora marcan sus productos con una etiqueta “libre de OGM”. “Afirmar que un alimento esté libre de OGM no significa que el alimento en particular sea saludable y creo que es allí donde algunos consumidores se confunden“, dijo Lindsey Stevenson, especialista en nutrición y educación de salud de University of Missouri Extension. (Lea: Actitud de los consumidores sobre cultivos GM no coincide con sus hábitos de consumo)
Un cultivo modificado genéticamente ha sido alterado para que exprese un rasgo deseable, esto se puede lograr moviendo genes de un organismo a otro o cambiando genes en un organismo que ya están presentes. La modificación genética ayuda a los agricultores y productores de alimentos de muchas maneras: mejorando el rendimiento de los cultivos, reduciendo el uso de plaguicidas o aumentando el valor nutricional de los alimentos.
“Me gusta comparar la modificación genética de los cultivos con las vacunas para los seres humanos. En muchos casos, la alteración de los genes ayuda a los cultivos a combatir ciertas enfermedades y plagas. Sin OGM no podríamos producir este volumen de alimentos que alimenta al mundo“, dijo Jill Scheidt, especialista en agronomía de University of Missouri Extension. (Lea: Expertos en biotecnología consideran la posibilidad de impulsar la seguridad alimentaria a través de OGM)
El equipo de investigación que compiló este reciente informe también analizó la incidencia de muchas enfermedades crónicas que a menudo se atribuye a los OGM como el cáncer, la obesidad, la diabetes, la enfermedad renal, el autismo, las alergias alimentarias y la enfermedad celíaca en América del Norte. Luego tomaron esos datos y los compararon con los de Europa Occidental, donde el uso de organismos genéticamente modificados está restringido, mientras que han sido parte de la dieta estadounidense desde 1996. La comparación no encontró diferencias significativas en la prevalencia de estas enfermedades crónicas entre América del Norte y Europa Occidental. Confirmaron que no hay evidencia científica que asocie estas enfermedades con el consumo de alimentos derivados de cultivos transgénicos.
“Los consumidores a menudo ven e incluso buscan específicamente productos con una etiqueta libre de OMG. Me alegro de que estos científicos hayan hecho esta revisión. Es un tema polémico y creo que las personas merecen información confiable“, dijo Stevenson.
Con información de News-Leader