FAO publica reporte sobre edición genética en cultivos: “No es muy diferente” a lo convencional
Vie, 28/04/2023 - 10:48
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó recientemente un reporte de evaluación sobre la edición genética en la agricultura, confirmando que la seguridad de los alimentos derivados de la edición genética no es diferente a la de alimentos obtenidos de cultivos mejorados por técnicas convencionales, por tanto considera que estos no requieren regulaciones exclusivas o diferentes a las que ya existen.
En el informe, la FAO define la edición genética como un término que reúne diferentes técnicas de biotecnología moderna que se utilizan para hacer modificaciones dirigidas y precisas en el genoma de un ser vivo, y que pueden permitir “mejorar las características de los cultivos para aumentar la producción y la calidad de los alimentos, así como contribuir a la sostenibilidad y resiliencia al cambio climático”.
Sin embargo, la FAO reconoce que al ser técnicas innovadoras están sujetas a escrutinio. Para abordar estas preocupaciones, el informe recomienda que los entes reguladores evalúen la seguridad de los alimentos derivados de edición genética caso a caso, entendiendo que pueden representar los mismos riesgos que cualquier alimento convencional. Asímismo, invita a que no se discriminen los productos de la edición genética por los métodos como fueron obtenidos, y a que eviten construir “marcos regulatorios sin fundamento científico”.
En aras de ayudar a las autoridades de los diferentes países del mundo a desarrollar e implementar políticas y criterios regulatorios para productos alimenticios derivados de la edición genética, el reporte aclara que las guías estipuladas en el Código Alimentario de la FAO son útiles en la evaluación de seguridad estos productos.
La edición genética “contribuye a mejorar la seguridad alimentaria en todo el mundo”
El informe de la FAO reconoce los beneficios potenciales de la edición genética, como el aumento del rendimiento de los cultivos, la mejora de la resistencia a plagas y enfermedades y la reducción del impacto ambiental, lo que eventualmente aportaría a mejorar la seguridad alimentaria. La edición genética también se puede utilizar para mejorar el contenido nutricional de los alimentos, haciéndolos más saludables para el consumo humano.
Por ejemplo, dice el informe que “algunas aplicaciones específicas tienen como objetivo introducir características que mejoren la composición de los alimentos para aumentar la seguridad y/o calidad para los consumidores; por ejemplo, al intentar aumentar los ácidos grasos saludables, reducir el contenido de gluten o reducir los niveles de cianuro”.
Para María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola Agro-Bio, “la investigación y comercialización de los cultivos mejorados con edición genética representan un potencial inmenso para un país como Colombia, que tiene en la mira ser potencia agrícola y ser sostenible. Para eso necesitamos todas las herramientas y esta, la edición genética, será muy útil para aumentar el rendimiento de los cultivos gracias a las características de resistencia a plagas, tolerancia a estrés, y resiliencia ante el cambio climático. También se puede utilizar para mejorar el contenido nutricional de los alimentos, lo que podría ser útil para abordar las deficiencias de nutrientes en poblaciones vulnerables”.
Colombia, referente para la FAO
En Colombia la evaluación de cultivos mejorados a través de edición genética no es novedad, por tal motivo el país fue mencionado en diferentes apartes del reporte como referente latinoamericano debido al sólido marco regulatorio que posee para evaluar los cultivos mejorados a través de técnicas de biotecnología moderna, así como los alimentos derivados de estos.
El país, a través Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), cuenta con la Resolución 29299 de 2018 en la cual el ICA estableció el “procedimiento para el trámite de solicitudes de un cultivar mejorado con técnicas de innovación en fitomejoramiento a través de biotecnología moderna, con el fin de determinar si el cultivar corresponde a un organismo vivo modificado o uno convencional”.
Desde entonces el ICA ya ha procesado algunas peticiones de líneas de arroz y maíz editados genéticamente, determinando que son iguales a su contraparte convencional y clasificándolos como no transgénicos.