Agricultura de alta tecnología puede prevenir una guerra por el agua
Rupesh Paudyal, investigador postdoctoral de biología celular y molecular de la University of Leeds, escribió un artículo sobre su vida en Katmandú, la ciudad más grande de Nepal. Esta ciudad padece de una escasez grave de agua y, aunque todos los propietarios de viviendas le pagan una cuota al gobierno para asegurar el suministro de agua, las personas sólo tienen acceso a ella por unas horas, una vez a la semana. Por esto, los habitantes se ven obligados a comprar agua de proveedores privados, lo cual no afecta las clases altas pero si representa un gran problema para las clases media y baja. (Lea: De cara al cambio climático debemos reconocer los beneficios de los transgénicos)
“Para muchos en el mundo en desarrollo, el agua marca realmente la diferencia entre prosperidad y pobreza” aseguró el investigador.
En todo el mundo, más de mil millones de personas no tienen acceso razonable al agua potable y la mayor parte de las enfermedades de los países en desarrollo están asociadas con el agua; las cuales causan millones de muertes cada año (cada 17 segundos muere un niño a causa de diarrea, aproximadamente).
Frente a esta problemática, tenemos que encontrar la solución más apropiada para su óptimo manejo, antes que la escasez de agua se convierta en la causa de un conflicto internacional.
La mayoría del agua se encuentra en los océanos y solo 3% es agua dulce que se puede utilizar para la agricultura y el consumo humano; sin embargo, la mayor parte de esta agua se congela en los glaciares y en los casquetes polares. Eso significa que sólo el 0.5% del agua de la tierra es accesible y, de ese porcentaje, más de dos tercios se utilizan en la agricultura.
Si pretendemos reducir nuestro consumo de agua, debemos esforzarnos en hacer que nuestra agricultura le apunte hacia la eficacia y la sostenibilidad. Además, como la población mundial sigue creciendo, tendremos que producir cada vez más cultivos, usando menos agua y en menos tierras agrícolas. (Lea: La importancia de la agricultura sustentable para lograr la seguridad alimentaria)
En todo el mundo, poco más de un tercio (37%) de las tierras que podrían aprovecharse para producir cultivos ya están utilizándose. Hay tierras agrícolas potenciales, pero no se desarrollan por falta de infraestructura, por su cubierta forestal o por motivos de conservación. La falta de tierras no es un problema realmente grave en este momento, pero el agua lo es.
La biotecnología es una excelente herramienta y debemos ir más allá de la agricultura tradicional
Entonces, la pregunta es ¿cómo producimos cultivos usando menos agua? Una opción sería encontrar una manera sostenible de agricultura, disminuyendo el número de aplicaciones de herbicidas y plaguicidas, por ejemplo; una solución que trae la adopción de los cultivos genéticamente modificados (transgénicos).
Según el último informe de la consultora agrícola inglesa PG Economics, la biotecnología agrícola ha reducido la fumigación con pesticidas en 581 millones de kg (-8.2%) entre 1996 y 2014. Esto equivale a la cantidad total del ingrediente activo del pesticida aplicado a los cultivos en China por más de un año. Como resultado, esto ha disminuido el impacto ambiental asociado a los herbicidas e insecticidas usados en la superficie sembrada con cultivos GM en un 18,5%. (Lea: Beneficios económicos de cultivos genéticamente modificados alcanzaron 150 mil millones de dólares)
La escasez de agua se aliviaría de manera significativa si los agricultores, simplemente, usaran menos agua para producir la misma cosecha. Se dice fácil, por supuesto, pero esto tiene especial importancia en regiones propensas a la sequía.
Científicos de plantas de todo el mundo están dedicados a identificar los genes que permiten que las plantas se desarrollen en condiciones áridas y secas. Por ejemplo, ¿qué hace que el arroz de tierras altas crezca en tierras áridas, mientras que el arroz de tierras bajas requiere de campos bien irrigados para crecer?
Una vez que se identifiquen los secretos de la tolerancia a la sequía, podrán introducirse en los cultivos mediante ingeniería genética (y no, esto no implica inyectar alimentos con toxinas como sugiere una búsqueda de imágenes Google). Por tradición, los agricultores desarrollaban cultivos tolerantes a la sequía mediante el proceso, lento y laborioso, de selección y cruza de numerosas generaciones. La ingeniería genética (transgénesis) sólo proporciona un atajo a lo que lleva miles de años practicándose.
Un estudio reciente identificó diversos sistemas de arquitectura de raíces en diferentes variedades de garbanzos. Estudios futuros podrían identificar los genes que hacen que algunas raíces sean eficientes para capturar agua y nutrientes en tierras áridas. Una vez que identifiquen un factor genético, los científicos podrían introducir el gen, directamente en las plantas, para que capturen más agua.
La ingeniería genética sigue siendo controversial, a pesar de que extensos estudios científicos demuestran la seguridad de consumir cultivos genéticamente modificados (que suelen llamar “alimentos transgénicos”) disponibles en el mercados. Esto se debe, en parte, a un fallo de comunicación. El hecho es que, hay muchas razones por las que podemos afirmar que una agricultura de alta tecnología puede prevenir una guerra por el agua y a la larga, tendremos que utilizar toda la tecnología disponible, y los cultivos transgénicos tienen demasiado potencial para ignorarlos. (Lea: Hay que separar los hechos de los mitos sobre los OGM)
Información de The Conversation
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