Soya resistente en suelos ácidos: un gen que transforma la forma de cultivar

Vie, 10/10/2025 - 16:35
Una soya resistente al estrés es ahora un de los avances más importantes ante la dificultad de cultivar en suelos ácidos y pobres en fósforo, siendo este uno de los mayores desafíos para la agricultura global. En estas condiciones, las raíces no se desarrollan bien, los nutrientes no se absorben con eficiencia, y el rendimiento de los cultivos se desploma. Pero la ciencia sigue encontrando soluciones donde antes solo había límites. Y esta vez, el avance llega desde la soya, uno de los cultivos más importantes del mundo.
Un equipo de investigadores, en un estudio publicado en Plant Cell Reports, identificó un gen llamado GmAP2 que puede mejorar significativamente la tolerancia de la soya a suelos ácidos con baja disponibilidad de fósforo. Este hallazgo no solo abre nuevas posibilidades para la productividad agrícola en regiones con suelos degradados, sino que también muestra cómo un solo cambio genético puede transformar la forma de cultivar en condiciones adversas.
Un gen con un rol clave en las raíces
GmAP2 es un gen que se activa principalmente en las raíces de la planta. En este estudio, los científicos descubrieron que su actividad aumenta naturalmente cuando la soya enfrenta estrés por acidez o por falta de fósforo. Al sobreexpresarlo en plantas de laboratorio, los resultados fueron claros: raíces más largas, más raíces laterales, mayor peso fresco y una mejor absorción de fósforo.
En otras palabras, la planta no solo resiste mejor las condiciones difíciles, sino que aprovecha al máximo los pocos recursos disponibles en el suelo. Esto es especialmente útil en regiones tropicales, donde los suelos ácidos son comunes y el acceso a fertilizantes es limitado.
Cómo aporta GmAP2 a la soya resistente al estrés
A nivel molecular, GmAP2 actúa como un activador de otras rutas genéticas. El equipo de investigación encontró que este gen estimula la expresión de varios genes asociados con la tolerancia al aluminio (como AtALMT1, AtMATE y AtSTOP1) y con la absorción de fósforo (AtPHT1;1). También observaron un aumento de prolina, una molécula protectora de células vegetales bajo estrés, y una disminución de malondialdehído, indicador de daño celular.
Esto sugiere que GmAP2 no solo fortalece físicamente el sistema radicular, sino que también activa mecanismos internos de defensa y adaptación, haciendo que la soya se mantenga sana y productiva incluso en suelos problemáticos.
Soya resistente que impacta en el campo
Este tipo de avances no se queda en el laboratorio. Tiene aplicaciones concretas para millones de agricultores que cultivan soya en condiciones difíciles. La sobreexpresión de GmAP2 —ya sea mediante edición genética o selección convencional asistida por marcadores— podría permitir desarrollar variedades de soya más resilientes, más eficientes y más rentables en tierras que hoy apenas producen.
Además, cultivar plantas que absorben mejor el fósforo reduce la necesidad de aplicar fertilizantes fosfatados, lo que disminuye costos, contaminación y pérdida de biodiversidad.
Este descubrimiento es una prueba más de que la biotecnología moderna y la mejora genética no son teorías abstractas, sino herramientas prácticas para enfrentar problemas reales. Al fortalecer las raíces de la soya, GmAP2 también fortalece la posibilidad de cultivar con menos recursos, en más lugares, y con mayor seguridad.
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