Ghana quiere navegar la ola de aprobaciones de cultivos modificados genéticamente

Fríjol cabecita negra

África no es un continente ajeno a los cultivos transgénicos o mejorados con ingeniería genética. En países como Sudáfrica, Nigeria, Kenia, Sudán y Etiopía se comercializan productos derivados de OGMs. Otros, como Uganda, Camerún y Ghana, avanzan con la mirada fija en aprobar sus primeros cultivos genéticamente modificados.

Precisamente en Ghana, dos nuevos cultivos están siendo desarrollados por científicos locales del Savanna Agricultural Research Institute (SARI): uno es el arroz de uso eficiente de nitrógeno y el fríjol caupí PBR genéticamente modificado resistente al lepidóptero Maruca vitrata.

Este tipo de fríjol se cultivó primero en Nigeria desde 2019, donde los agricultores han reportado incrementos en la producción de hasta 20%.

Otro beneficio del fríjol caupí PBR es que, mientras las variedades convencionales deben ser fumigados entre 8 y 12 veces en su ciclo de tres veces, el fríjol PBR solo necesita dos aplicaciones de agroquímicos por temporada. 

Actualmente, el SARI espera la aprobación de la Autoridad Nacional de Biotecnología de Ghana (NBA) para comenzar a plantar el fríjol caupÍ, la entidad encargada de regular el uso de biotecnología desde 2011.

Un estudio predictivo de ese año, en el que participaron el Instituto de Estadística e investigación Social y Económica de la Universidad de Ghana (ISSER), el Instituto para la Investigación de Política Alimentaria y el Instituto de Investigación de Políticas de Ciencia y Tecnología, mostró que si este fríjol se comercializa en el país, podría significar un aumento de 230 millones de cedis en los siguientes seis años.

Sin embargo, el principal obstáculo para la aprobación y regulación de estas nuevas tecnologías, es convencer a los agricultores y consumidores de la seguridad de los OGMs.

Ghana necesita ganar la confianza de sus agricultores en estas nuevas tecnologías, pues la desinformación sobre la biotecnología moderna aún pesa bastante en sus ciudadanos, como muestra Vida Dzortu, una agricultura de maíz, quien dijo al diario Modern Ghana: “Escuché a muchas personas decir que las semillas GM está hechas de caucho, pero no quiero creerlo, porque si lo fuera, nunca germinará. Si germina, es una buena semilla”.

Pero eso no significa que no estén dispuestos a adaptarse a los nuevos tiempos. Para el mismo diario, el cultivador de maíz Agya Sei contempla la posibilidad de usar semillas genéticamente modificadas. “Si nuestros líderes nos dan la educación necesaria sobre esta tecnología para apreciarla y se sabe que será de ayuda a pesar de todo, la adoptaremos”.

Ama Kudom-Agyeman, consultor de la NBA, ha explicado que los esfuerzos de la entidad están puestos en regular correctamente los Organismos Genéticamente Modificados. 

“Como agencia regulatoria, la NBA ha puesto en marcha todos los mecanismos necesarios para asegurarse que las cosas sean hechas apropiadamente. El marco regulatorio ha sido, incluso, adoptado por otros países, así que no podemos dudar de su credibilidad”, afirmó. 

 

Más información: Following in Kenya’s footsteps: Behind Ghana’s quest to get GMO cassava approved–the country’s first genetically engineered crop.

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