China se acerca a la edición genética y los OGM para garantizar su seguridad alimentaria

Hombre arando un cultivo de arroz.

China acaba de proponer un cambio de reglas y rutas para plantar cultivos editados genéticamente. El nuevo juego de reglas, propuesto por el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales, busca reforzar su capacidad de innovación en biotecnología y ciencias agrícolas para fortalecer su industria de semillas y salvaguardar la seguridad alimentaria de sus más de 1.400 millones de ciudadanos.

“Esto abre la puerta para el fitomejoramiento. Es una oportunidad infinita para mejorar cultivos más precisa y eficientemente”, le dijo a Reuters Han Gengchen, presidente de Origin Agritech, una empresa de semillas.

Bajo el nuevo juego de reglas, los cultivadores pueden aplicar para producir cultivos editados tras completar pruebas piloto, saltándose así el largo proceso de pruebas en campo que requiere la aprobación de plantas genéticamente modificadas. Esto significa que obtener el certificado para cultivar plantas editadas, podría tardar apenas entre uno y dos años, mientras que el proceso con transgénicos puede tardar hasta seis.

Este nuevo plan va de la mano con una también nueva guía de desarrollo a cinco años de la Academia China de Ciencias Agrícolas (CAAS por sus siglas en inglés) presentado el primer mes de 2022.

Esta nueva estrategia pretende volver a poner a China a la cabeza de avances biotecnológicos. Por un lado, China fue el primer país en adoptar la venta comercial de cultivos genéticamente modificados con un tabaco resistente a los virus en 1988, aunque la potencia asiática se ha quedado relegada en estos avances, en comparación con otras potencias como Estados Unidos.

Precisamente, esta nueva ruta supone una medida para minimizar la dependencia de exportaciones de alimentos desde Estados Unidos, que han crecido en 40% en solo 9 años. De hecho, en 2020 China fue el primer importador de alimentos de Estados Unidos con un total de importaciones equivalente a 26.500 millones de dólares.

Pasitos de gigante

Esta nueva guía de se conoce días después de que cuatro variedades de maíz y tres de soya modificadas genéticamente recibieran certificados de bioseguridad tras pruebas piloto hechas en 2021.

Los resultados de las pruebas demostraron una excelente resistencia a insecticidas y herbicidas en los cultivos genéticamente modificados de soya y maíz, además de beneficios ecológicos y de rendimiento, afirmó Liu Peilei, director de División de Manejo de Seguridad de OGM Agrícolas del Departamento de Educación en Ciencia y Tecnología del Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales.

Por ejemplo, los cultivos de soya solo necesitaron una aplicación de herbicida para lograr un control del 95% de maleza, mientras que el maíz modificado mejoró su producción entre un 6.7 y 10.7 por ciento.

Estos son apenas dos cultivos para avanzar en la industrialización de soya y maíz genéticamente modificados, pero China tiene una apuesta mucho mayor, pues ya ha certificado, entre los que se cuentan la canola argentina, algodón, papaya, arroz y tomate, entre otros.

A pesar del ambicioso plan a cinco años, Wu Kongming, presidente del CAAS, pidió esfuerzos para hacer un centro nacional de ciencia y tecnología agrícola, para promover aún más la seguridad alimentaria del país, promover la innovación independiente, explorar nuevas fronteras y lograr descubrimientos mundiales y avances en tecnologías claves.

Más información: China pushes ahead with GMO crops to safeguard food security.

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