Científicas latinoamericanas que se la juegan por la biotecnología

Ilustración de Claudia Stange, Sandra Valdés, Raquel Chan, Cathy Espinoza y María Torres

De acuerdo con el Instituto de Estadísticas de la UNESCO, menos del 30% de los investigadores en el mundo son mujeres. Por esto, y con miras a aumentar el reconocimiento de las científicas en el mundo, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que el 11 de febrero sería el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. 

Aprovechando la ocasión, hablamos con Raquel Chan, María de Lourdes Torres y Cathy Espinoza, varias de las investigadoras en biotecnología más importantes de Latinoamérica sobre su trabajo, las motivaciones que las llevaron a estudiar el ADN y a trabajar con edición genética y transgénesis. Pero, sobre todo, para conocer una pregunta básica: ¿Qué es eso que llamamos ciencia para quienes la hacen?

María de Lourdes Torres.

- ¿Qué es para la Coordinadora de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad San Francisco de Quito, María de Lourdes Torres, eso que llamamos ciencia?

Definir ciencia es complicado porque hay muchos campos del conocimiento. Diría que se trata de poder sistematizar la curiosidad del ser humano. Bajo diferentes métodos y tecnologías, según el campo en que trabajemos. Y esa curiosidad es constante, porque uno da respuesta a una pregunta y sigue otra. La ciencia nunca termina.

- ¿Recuerda cómo se acercó a la biología y, luego, a la genética?

La curiosidad por ser bióloga nace cuando tenía 13 o 14 años. Estudié en el Colegio Cardenal Spellman, donde la profesora Nelly Hinojosa me inculcó las ganas de aprender más del mundo de la vida. Ella debió haberme dado unas bases previas sobre el ADN y los genes; y esa parte me gustó bastante. También me gustaba bastante la química, era buena para entender sobre las moléculas. Fue una decisión muy rápida querer estudiar biología.

A los 15 años me encantaba el páramo y su vegetación, pero no estudié biología por eso, sino por mis ganas de entender las moléculas. 

Ahora que doy clases en una maestría y sabiendo que uno no acaba de entender los procesos moleculares, le digo a mis estudiantes que entender la complejidad de las moléculas es como tirarse en una tarabita. Entregarse a volar y ver si en ese vuelo uno entiende la complejidad de la vida.

- Uno de sus campos de investigación es la diversidad genética ¿De qué se trata este concepto y cómo se relaciona con la biodiversidad?

Es esa diversidad que hay dentro de cada gen. Esta diversidad genes se traduce, por ejemplo, en cuántos alelos tiene un gen. Pensemos en el color de una flor: hay unas amarillas, blancas y rojas. Cada uno de esos colores son los matices de un mismo gen. Mientras más colores de una flor haya, hay más diversidad genética. Esta diversidad se crea a lo largo de la evolución y de la adaptación por mutaciones de un gen original. 

Cuando hay varios alelos es como un colchón que tenemos para seguir adaptándonos. Si este colchón se vuelve más pequeño, se acaba la reserva que una especie tiene para adaptarse en condiciones adversas. Los países andinos somos muy ricos en diversidad genética, y yo creo que una de las metas de la tecnología es poder entenderla, para poder conservarla. porque este es el banco y la reserva que una especie tiene para adaptarse en condiciones adversas.

También dirijo una carrera de biotecnología desde hace más de 20 años y, obviamente, hay que encontrar una aplicación para el uso de esa diversidad. Esto es lo que me gusta y he logrado hacer: mezclar el tema del desarrollo tecnológico con varios fines. Uno de esos fines puede ser la conservación de los ecosistemas de los países andinos.

- ¿Cómo recibe la noticia de la prohibición del ingreso de semillas transgénicas aún para investigación en Ecuador?

La constitución de 2008 ya nos prohibía el uso de semillas transgénicas, lo que pasa es que la Ley de semillas de 2017 modificaba esto para permitir usar semillas en investigación. Lo que dijo la Corte Constitucional es que esta modificación es inconstitucional. 

La Corte puede decidirlo, pero me parece terrible que modifiquen este artículo para reforzar un enfoque incorrecto, que pone a los transgénicos como lo peor. Ahora estamos en 2022, tenemos más de 30 años de uso de semillas genéticamente modificadas y esto no ha derivado en ningún daño ecológico ni a la salud por la transformación genética.

Estoy totalmente de acuerdo en que se tiene que hacer un análisis de riesgo y que uno puede rechazar transgénicos, pero primero basado en una evaluación técnico-científica. Lamentablemente el Ecuador es un caso triste porque la politización del tema ha llevado a tener leyes muy difíciles de rebatir.

Que el tema político sobrepase la evidencia científica es inaceptable. 

Pero siempre digo que los OGM ya pasaron de moda, porque ahora la tecnología está en otra parte. Y es como si prohibiéramos las computadoras. No es que por ley la gente va a dejar de usar la computadora. El conocimiento del ADN está ahí. Las leyes no van na poder parar el desarrollo tecnológico, lo que sí hacen es limitar el poder buscar desarrollos interesantes para nuestras necesidades. 

Sí, tal vez no nos interese importar una semilla desarrollada por una gran multinacional, pero limitar que tengamos la tecnología para modificar y hacer cosas para nuestra biodiversidad es lo que me parece tristísimo. Me he cansado un poco de luchar con este tema porque no tiene sentidoSimplemente no te escuchan

Esta Corte tiene personas muy inteligentes, pero hay una tendencia ideologizada de que la tecnología es mala porque atrás están las multinacionales. Nosotros sabemos que en parte es cierto, pero los dueños de la tecnología no son las multinacionales, sino los científicos del mundo. Y no todos los científicos queremos matar a todo el mundo para hacernos ricos.

Es una pena que el Ecuador no entienda, pero hay gente joven y esto será un tema de tiempo. Tal vez demasiado largo, pero espero que el Ecuador se dé cuenta del error de no permitir que haya un desarrollo responsable de estas tecnologías.

- ¿Qué opina del fuerte discurso en contra de los OGM y la biotecnología?

¿Alimentos que viene de la naturaleza purita? ¿Quién cree que come alimentos naturales? Los únicos que comen comida natural son quienes viven en la selva y comen de los frutos de los árboles. Nada más es natural. 

La agricultura no es una actividad humanitaria, siempre ha sido una actividad económica. Cuando había trueque había un sistema económico, no era de buenas gentes... ¿Qué fantasía nos queremos contar?

Que el Ecuador y el mundo deben recuperar cosas del pasado es cierto, pero no podemos volver a como era el mundo con menos de mil millones de personas. Ahora somos casi 8 mil millones y no podemos dar marcha atrás. Un gran problema es el consumismo y hay que combatirlo, pero no nos tenemos que satanizar la tecnología. Nos hemos equivocado en permitir que algunos grupos extremistas accedan al poder y que nos cuenten una historia que no es cierta. 
 

- ¿Cree que es posible mantener la seguridad alimentaria del mundo, sin biotecnología?

La seguridad alimentaria se consigue con tecnología, una de estas es la biotecnología y estoy segura de que las diversas formas de producción van a conversar, tal vez cuando esté súper vieja. Seguramente uno de los mejores orgánicos es aquel que combina algo de tecnología genética también. Definitivamente, la seguridad alimentaria se conseguirá no solamente con biotecnología, sino también con biotecnología. 

Claudia Stange Klein

Desde pequeña Claudia Stange fue cercana a la naturaleza, pues creció entre los varios cultivos y huertos que tenían su mamá y su abuela. Allí, se recuerda en esta biografía, Claudia replicó el experimento de Gregor Mendel, al polinizar dos variedades de Violetas de Persia para analizar la fisiología de su descendencia.

Una investigadora siempre apasionada, Stange estudió Bioquímica en la Universidad de Chile, donde fue reconocida como la mejor alumna de su promoción y su tesis la hizo merecedora del premio de la Sociedad de Biología Celular en 1996. Después, tras terminar su doctorado en 2004 enfocado en cómo las plantas se defienden de los patógenos, Stange decidió enfocarse en estudiar los carotenoides; los pigmentos amarillos, naranjas y rojos que están en frutas, flores y en raíces como la zanahoria. “Mi interés se centra en estudiar la regulación de la biosíntesis de carotenoides en la daucus carota. Puede sonar muy abstracto, pero en realidad es entender cómo se sintetizan los pigmentos naranjas que se producen en la zanahoria”.

Estos pigmentos son precursores de la Vitamina A, un nutriente esencial no solamente para la visión, para el desarrollo óseo y para fortalecer el sistema inmune. La deficiencia de Vitamina A es la principal causa de ceguera en niños menores de cinco años y, de acuerdo con cifras de la UNICEF, 140 millones de niños en el mundo están en riesgo de enfermedades por déficit de este nutriente.

Como los mamíferos no pueden sintetizar su propia Vitamina A, la mejor manera de obtenerla es consumiendo alimentos ricos en estos pigmentos, como la zanahoria, el tomate o la naranja.

Yo empecé a trabajar en la zanahoria porque produce los pigmentos en una raíz que crece bajo tierra, contrario a los otros alimentos que los producen pero que crecen arriba. Esto ocurre porque la luz es necesaria para la síntesis de estos pigmentos. Nuestros últimos hallazgos nos dicen que la zanahoria es tan particular porque, en cambio, la luz inhibe su producción de carotenoides, aunque los genes que modulan la producción de carotenoides en la oscuridad, son los mismos que están en las plantas expuestas a la luz. Es como si la zanahoria percibiera la luz bajo la tierra. Yo digo que la zanahoria es foto sensible: si se expone a la luz, no produce carotenoides”.

Por este camino, Stange también participa en otras líneas de investigación aplicada con la que quieren producir manzanas con más carotenoides, utilizando técnicas de edición genética.

"No se asusten cuando oigan la palabra “transgénico, porque son métodos de modificación genética tan válidos como cualquier otro. La mayoría de los alimentos que consumimos se han producido por mutagénesis al azar, pero nadie se asusta por esto. La transgénesis es más segura, porque se sabe lo que se está insertando, hay un ADN que manipulamos en el laboratorio, pero yo sé perfectamente qué, por ejemplo, ese ADN codifica para una proteína de síntesis de carotenoides”.

A la par de esta investigación, Stange también trabaja en el proyecto anillo Planta Con Ciencia. Allí, buscan cómo usar la edición genética para generar porta injertos de kiwi y de tomate poncho negro tolerantes a la salinidad y la sequía. Los portainjertos son la parte de la planta que aporta a la raíz y que se usa para hacer injertos con otras especies. Entonces, con portainjertos tolerantes a la salinidad del suelo, por ejemplo, se pueden injertar plantas de kiwi que adquieran esta característica ¿Por qué el kiwi? “Porque es una de las frutas frescas más importadas de Chile. Por otro lado, el tomate es la hortaliza más consumida en el mundo. Lo que queremos hacer es mejorar los portaingertos para hacerlos más tolerantes a la sequía”.

Raquel Chan

- Usted es una de las genetistas más destacadas del continente, muy reconocida por el descubrimiento del gen HB4 del girasol, que puede hacer tolerantes a la falta de agua a otros cultivos ¿Qué es la ciencia para Raquel Chan?

La ciencia es hacerse preguntas en base a observaciones y tratar de responderlas utilizando el método científico. No es que uno contesta cualquier cosa, sino que tendrá que hacer los experimentos correspondientes y ver si la hipótesis que planteó frente a la observación es correcta o se refuta. Si es correcta, entonces tendrá que desarrollar una teoría con base en esto. 

Si uno se va al ejemplo de Newton viendo caer la manzana, él hace la observación y se pregunta “¿Por qué la manzana se cae y no queda flotando en el aire?”. Allí elabora una hipótesis y dice que la Tierra atrae a la manzana porque tiene un polo de atracción. Esto no lo demuestra Newton, pero se demuestra mucho tiempo después que, efectivamente, es la atracción del centro de la Tierra la que hace que la manzana se caiga. 

Pero todo nuevo conocimiento está basado en conocimientos previos. Todos vamos a la escuela primaria, aprendemos desde el jardín a hablar, observar, preguntar. Sin ese aprendizaje previo es imposible haber hecho lo que hizo Newton.

- Ha dicho que estudió química porque pensaba que podía explicarlo todo a partir de esta, ¿cómo identificó los límites de la química?

Si hablaras con mi hijo mayor, quien es físico, te diría que después de la química está la física. Yo como entiendo la vigésima parte de las cosas que dice... 

¿Cuáles son los límites de la química? En el caso de los seres humanos y también de las plantas y los animales, hay muchas cuestiones que son ambientales que no dependen de una química y genética pura. Hay gente que dice que "lo tiene en los genes", pero no es tan así, y eso que yo soy genetista. Hay cosas que están en los genes y hay cosas que no, y que son producto de una interacción con el ambiente. El ambiente puede ser una sociedad. 

Hay casos clásicos de gemelos criados en lugares diferentes en la literatura que, aunque tienen información genética idéntica, son muy distintos. Probablemente no físicamente porque eso sí está en los genes, pues la mayoría de los parámetros físicos sí están determinados en la genética, pero allí no está si la persona va a tener afinidad por esto o por aquello. Una cosa es alguien que se cría en una familia de músicos o artistas, otro en una familia de deportistas y el tercero en una familia pobre: todos van a demostrar habilidades, aptitudes y gustos diferentes. 

En una planta pasa lo mismo. Las plantas también viven en comunidad y compiten por la luz, por nutrientes. Por ejemplo, semillas de maíz hermanas, de la misma vaina, una cosa es sembrarla acá, otra cosa es sembrarla en Chile donde no cae una gota de agua y otra cosa será sembrarla en Colombia. Esto va a dar lugar a tres plantas muy distintas y fenotípicamente, físicamente, van a ser diferentes. 

- ¿Por qué apuntaron a cultivos de soja y trigo para hacer la transgénesis con el gen HB4 y no en otros? ¿Dónde cree que están los límites de su descubrimiento?

La primera respuesta es que tiene que ver con la economía de mí país, pues de las plantas que tienen importancia en mi país está el trigo y la soja. En maíz no tuvimos resultados tan buenos, el maíz ha sido una especie que ha tenido mucho mejoramiento genético clásico, aún sin conocer mucho la cuestión de genes, a lo largo de 30 o 40 años. Entonces es muy difícil mejorarla más.

También es importante el girasol, pero tiene el problema de que es muy difícil que se acepte un transgénico de girasol porque se cruza muy fácil con una maleza silvestre. Entonces si uno encontrara u obtuviera un girasol con mucha tolerancia al estrés por déficit hídrico y esto llegara a cruzarse con la maleza, se estaría fortaleciendo enormemente la maleza. Este es uno de los motivos por los que girasol transgénico no hay en ningún lado. 

Es distinto el tema de trigo, que no es una planta fácil de cruzar con ninguna otra, ni siquiera hermanas del trigo, ni aun estando pegada una planta al lado de la otra. 

Si he de confesar, en el momento en que decidimos, no sabíamos tanto de todo esto. Un poco fue: lo hacemos en los cultivos que son importantes en Argentina. Es lo que hicimos y es lo que salió. 

No quiere decir que hay límites, hay ensayos en alfalfa. Lo que pasa es que todo esto requiere de muchísimo trabajo y dinero. No puedes abordar tantos proyectos juntos con distintas plantas, porque para una tenés que hacer las transformaciones, las selecciones, la cruza, los ensayos en un montón de lugares del país, la regulatoria... Para eso necesitás empresas gigantes, como ahora es el caso de la empresa a la cual yo me asocié, que era una empresa pequeña. Cuando me asocié era inexistente, ni sede tenía. Entones tampoco se podía hacer todo a la vez, no tanto por la limitación de la tecnología. Tal vez daría para más.

- Usted resalta mucho el trabajo multidisciplinario. ¿Por qué cree que la investigación científica no debería olvidar factores sociales?

Tenemos sociólogos en nuestro grupo, pero van a otro ritmo. Estuvieron mucho tiempo elaborando una encuesta que a ellos los satisficiera sobre cómo hacer la encuesta. Después hay que hacer la encuesta y, a pesar de que nuestros temas parecieran ser más lentos porque requieren de experimentación y del ciclo de vida de las plantas, los sociólogos van atrás nuestro, todavía no han llegado. 

- ¿Cómo percibe la competencia contra la desinformación?

En Argentina el 99% de lo que se siembra es transgénico, porque es soja o maíz transgénico de las multinacionales. Lo que pasa es que los factores son distintos. Por un lado, están las opiniones contrarias a los OGM; por otro lado está el poder de las empresas multinacionales, pues no hay que despreciar el poder del lobby que tienen. 

En los estudios sociológicos que hemos hecho hasta ahora, que no están publicados, la mayoría de la gente ni tiene idea de lo que son los transgénicos concretamente y sus problemas pasan por otro lado. El problema no es el gran público que lo ignora y cuyo problema es saber si va a tener para comer.

Sí hay unos grupos ambientalistas que son minoritarios, si uno toma a toda la sociedad, que tienen importancia. Se los escucha y han ganado cosas, como por ejemplo que en Argentina esté prohibida la cría de salmones, aunque al lado, en Chile, está permitido. Sus argumentos en general van sobre la cuestión de los agroquímicos y promoviendo la agricultura familiar, con la que no estoy en contra.

Lo que creo es que nuestro país no puede vivir de esto, primero, porque hay una parte de la población que vive en ciudades, y en los balcones no veo cómo van a sembrar lo que necesitas para comer. Y hay una cuestión social muy clara: hay una migración del campo a la ciudad y no viceversa. La gente no quiere volver al campo a sembrar, a estar lejos de las escuelas, los hospitales, los recitales de rock y lo que ofrecen las ciudades.

La agricultura familiar puede coexistir perfectamente y todo el que quiera hacerlo debería ser incentivado a hacerla, pero el 80% de las exportaciones del país son de granos.

Veo mucho en estos grupos y leo lo que me dicen, que no tienen una propuesta alternativa. O sea, le pegan a este modelo, lo critican, son terriblemente contestatarios, pero la única contra propuesta que escuché es lo de la agricultura familiar. Y la mayoría de los militantes de estos grupos son citadinos. 

- ¿Cree que es posible garantizar la seguridad alimentaria del planeta sin el uso de la biotecnología?

Lo veo muy difícil. Hay una opción, que es matar a la mitad de la humanidad. Yo no la propondría. La seguridad alimentaria se nutre de dos cosas. Hay una cuestión que es producción de alimentos y que hoy en día tal vez sea suficiente. No hay seguridad alimentaria porque la distribución no es equitativa, como no lo fueron las vacunas. Dentro de 20 años, si la población sigue aumentando, si la medicina mejora nuestras vidas y la gente vive 90 años bien, va a necesitar comer. Ahora mismo tenemos un problema aún con biotecnología, así que sin esta no lo quiero ni imaginar. 

No digo que nuestra tecnología sea la única, habría que hacer mucha más investigación en biotecnología para lograr mayor producción dentro de las fronteras agropecuarias o conseguir que los cultivos tengan mayor valor nutricional, para que lo que produzcamos alcance. Después quedará en manos de nuestros políticos y gobernantes solucionar el problema distributivo. Desde la ciencia no podemos arreglar todo, arreglamos lo que podemos. Nuestra contribución es mejorar la producción en lo que podemos. 

Sandra Valdés

Sandra Valdes es investigadora asociada en el Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, y, desde hace más de siete años, trabaja en la Plataforma de Transformación Genética y Edición de Genomas buscando desarrollar nuevas variedades de arroz. Valdés estudió Ingeniería Agrónoma en la Universidad Nacional de Colombia y es máster en fitopatología de la Universidad de Caldas, pero, sobre todo, es una de las científicas que más sabe sobre transgénesis y edición genética en Colombia.

Valdés es pionera en el desarrollo de la tecnología CRISPR/Cas9 en Colombia. Uno de los primeros desarrollos en los que participó en 2015, cuando la tecnología llegó al país y para demostrar su uso, fue generar un cultivo editado de arroz con las hojas caídas, a diferencia de las variantes no editadas.

“Lo que nosotros hacemos es ser apoyo en la identificación de genes para los fitomejoradores y genetistas. Así, por medio de CRISPR/Cas9, hemos validado genes que están involucrados en la resistencia al virus de la hoja blanca en el arroz”, explica Valdés.

Este virus ha sido una de las barreras del crecimiento de la producción de arroz en Colombia en varias oportunidades. Solo en 2020, cultivos en departamentos como Casanare y Meta tuvieron una disminución del 30% por la incidencia del patógeno.

“También evaluamos genes que nos permitan obtener plantas con mayor número de granos por panícula. Además hago apoyo para la edición de genes en yuca, fríjol y cacao. Una vez identificados todos estos genes, los fitomejoradores podrían llevar a cabo el proceso de mejoramiento convencional para obtener nuevas variedades de estas plantas que sean útiles para los agricultores, bien sea para tolerar mejor el clima o resiste a enfermedades”.

Cathy Espinoza

- ¿Qué es la ciencia para Catherine Espinoza, una investigadora que lleva más de 18 años trabajando en biotecnología?

Yo creo que la ciencia es tratar de interpretar la naturaleza y el porqué de todo lo que nos rodea. Básicamente es curiosidad. Eso sí, tiene que estar basada en hechos exactos, tiene que ser repetible y verificable, eso es muy importante. 

- ¿Qué le atrajo a estudiar biología?

Yo soy de Lima, Perú, y, como en Colombia, estamos rodeados de mucha naturaleza. Desde que estaba en el colegio me gustó la biología como materia, pero lo que más me atrajo fue que, cuando yo tenía 7 u 8 años, un tío que es casi como un hermano mayor y que hacía la carrera de biología, me llevaba a sus colecciones de campo. Íbamos y recolectábamos ranas, sapitos, flores. Eso me introdujo a la biología. Y también teníamos una biblioteca. A mi abuelito le gustaba comprar enciclopedias y siempre estaba leyendo y viendo sobre cosas de naturaleza. 

Toda mi carrera ha sido en biotecnología de plantas. Esto comenzó porque, en segundo año de mi carrera, un profesor pasó un video sobre biotecnología en arroz donde explicaban todas las técnicas para el mejoramiento genético de arroz. De pronto, hablan sobre el arroz dorado y sobre cómo estaban tratando de hacer ingeniería genética para incrementar la Vitamina A y darle mayor valor nutricional. Cuando vi ese video dije: “Okay, eso es lo que quiero hacer, esa es mi carrera”. Desde entonces me dediqué a buscar oportunidades para trabajar en cultivo de tejidos y, más adelante, en biología molecular y otras técnicas.

- Ahora trabaja trazando las líneas de investigación para desarrollar nuevos cultivos comerciales con edición genética. Cuénteme sobre este trabajo. ¿Se levanta un día pensando en desarrollar el próximo Arroz Dorado?

Desde hace dos años y medio trabajo con la industria. Los dos primeros trabajé en CoverCress, porque el USDA estaba buscando alternativas para plantar algo en invierno que generara ganancias económicas a los agricultores, pues en invierno casi no se siembra nada. 

La idea básica era generar una variedad de una plantita que genera una semilla con mucho aceite de calidad similar al de la canola, que acá llamamos Pennycress y que es capaz de soportar el invierno hasta marzo, cuando florea y da las semillas con aceite

Pero como la pennycress es silvestre, teníamos que domesticarla para que se pareciera más a la canola y para que las cualidades nutricionales mejoraran para poder alimentar a los animales. Para esto, usamos edición genética en algunos genes que sabíamos que iban a cambiar algunas cualidades de la semilla, como cambiar el perfil de sus grasas y otras cosas. 

Ahora trabajo en Benson Hill, una empresa que está creciendo muy rápido. Aquí, la idea es trabajar edición genética en soja para generar variedades con más cantidad y mejor calidad de proteína. La intención es tener mejores ingredientes para alimentos como el 'impossible food', que ahora es un boom porque la gente está tratando de comer de manera más sostenible. El problema es que la proteína de la soja no se compara a la proteína animal. Por eso, queremos generar estas nuevas variedades con edición genética, y también buscamos las líneas genéticas que tengan una mayor cantidad de proteína. 

- Hace 13 años está en Estados Unidos que, podríamos decir, es el paraíso de la investigación en biotecnología. ¿Por qué decidió quedarse en este país?

Mi idea siempre era regresar a Perú o seguir trabajando en el Centro Internacional de la Papa en Lima, y esperaba poder seguir trabajando allí, pero creo que es simplemente la vida... Me gustaría, no he cerrado las puertas a regresar. A veces es un poco difícil porque no hay mucho apoyo a la biotecnología, en Perú mucho menos que en Colombia, desgraciadamente. No tenemos una norma de regulación y estamos muy atrasados. 

¿Por qué me quedé en Estados Unidos? Más que nada familiar. Me casé con un americano y no habla español, entonces es un poco difícil regresar. Pero es cierto que acá hay muchas posibilidades afortunadamente, aunque desgraciadamente para los países andinos. Puedo desarrollarme como profesional acá y aprender muchas cosas, pero eventualmente siempre busco una conexión en la que pueda apoyar y contribuir a Perú o los países de la región

- ¿Qué trabajaría en Perú?

En Perú tenemos bastante diversidad y siempre he pensado en que deberíamos explotar de manera sostenible nuestros recursos naturales. Tenemos muchas variedades de frijoles, tomates, de papas. Es difícil porque necesita un financiamiento y ser solamente un proveedor no genera desarrollo económico, tendríamos que crear una industria. Pero podríamos potencializar nuestros recursos haciendo librerías genéticas, químicas, que promuevan el uso de esos recursos. 

- ¿Cómo ha enfrentado el discurso público anti-biotecnología?

Estados Unidos no es tan anti GMOs, Europa lo es mucho más. Sí, hay algunas personas que no quieren comer GMOs y se van a la parte orgánica. Por esto, la parte de comunicación con las personas que no saben mucho de ciencia es algo que tenemos que trabajar más. Desgraciadamente es algo que, por ejemplo, lo que era Monsanto antes no trabajó mucho. Ese fue el problema. Se olvidó por completo del público, que es quien usará el producto y se creó todo este problema. Pero como Monsanto ya no está, el asunto ya no está tan presente. Además, como estamos cambiando el trabajo solo con GMOs y estamos trabajando con edición genética...

Pero todavía necesitamos más comunicación para darle a conocer a la gente qué es lo que hacemos realmente y que no hay nada negativo. Creo que ahora en las universidades enseñan a los estudiantes en comunicación científica. Cuando yo estaba no era muy importante, pero cuando fui profesora siempre traté de fomentar la discusión. También tenemos que escuchar lo que piensan, para entenderlos.

- ¿Cree que es posible una agricultura que le garantice la seguridad alimentaria al planeta sin biotecnología?

Sin biotecnología las cosas son un poco lentas, esa es la realidad. Si queremos generar cultivos sostenibles que puedan lidiar con el cambio climático, que ya está acá, no va a pasar rápido si lo hacemos como antes, que es simplemente hacer crecer la planta, seleccionar la más resistente, volver a sembrar y seguir seleccionando.

Hace poco el Centro Internacional de la Papa generó una variedad de papa resistente al virus de la papa con mejoramiento genético tradicional, pero les tomó 30 años generarla. 

La biotecnología es una herramienta que va a ayudar al mejoramiento genético tradicional. Todas estas son herramientas que, juntas, nos ayudan a desarrollar variedades mucho más rápido. 

La edición genética es genial, porque es una herramienta que es como un cirujano súper preciso, al contrario del mejoramiento clásico, donde los cambios son más irregulares. Pero a pesar de que es preciso y la tecnología es muy buena, tampoco es el 100% de la solución.

Sin embargo, aunque las soluciones de la biotecnología están ahí, no tenemos una solución política. Tenemos que tener soluciones políticas rápidas. Esto es un problema porque si los políticos no dan la luz verde, no vamos a poder movernos para nada. Con las vacunas, por ejemplo, tuvieron que tomar decisiones rápidas porque la gente se moría, pero qué va a pasar cuando tengamos problemas de calentamiento global, o una nueva plaga o infección de hongos como está pasando ahora y que está destrozando la industria bananera. Es por esto debemos tener una solución rápida que la biotecnología puede dar. Midamos los pros y contras, pero discutámoslo. No hay que simplemente esperar hasta que haya más conocimiento, porque nunca vamos a dejar de aprender sobre la naturaleza.

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